La Hacienda del Cura, a dos pasos de la Caldera de Taburiente, llegó a ser uno de los pagos más prósperos de Canarias gracias al cultivo del tabaco. Un caserío autosuficiente en el que llegaron a vivir 14 familias y más de 100 personas y que estuvo habitado durante 145 años, hasta que en 1982 sus dos últimos moradores lo abandonaron.
Ismael y Diómedes dejaron sus casas en La Hacienda del Cura en 1982. Ellos fueron los últimos de una saga familiar que se instaló allí a partir de 1873, cuando Domingo Lorenzo Camacho compró «las 100 fanegas de tierra» que el párroco Miguel Febles Fonte (1798-1869) se apropió cuatro décadas antes en la dehesa del Lomo de las Piedras, en La Caldera de Taburiente.
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